La ironía de quedarse en casa

¡Quédate en casa!, así es la campaña que trata de evitar más contagiados por covid-19 en diferentes países del mundo, pero ¿qué pasa con aquellos que ya no tienen empleo y vivían del día a día?

No se puede hablar de un confinamiento eficaz si un gran porcentaje de la población mundial, no tiene un ingreso ecónomico en tiempos de cuarentena.

La concentración de la riqueza en pequeños grupo de la sociedad, debilita la posibilidad de controlar una pandemia que hasta el momento lleva casi los dos millones de infectados en todo el mundo.

¿Cómo pedirle a una familia de escasos recursos que se quede en casa si no tienen como alimentarse?, es irónica la idea de mantenerlos encerrados con el estómago vacío. Por no decir "absurdo".

Caso contrario sucede con aquellas personas, que tan solo con marcar su teléfono celular o realizar un pedido en línea, tienen alimentos u otros productos en la puerta de su casa. Y no es que sean culpables de su realidad o comodidad ecónomica, el sistema mismo se han encargado de dividir aún más a las sociedades.

Ante esta situación, los gobiernos han sido incapaces de ofrecer una solución a problemas escenciales como alimentación y estabilidad laboral. Millones de lempiras son anunciados entre bambalinas en pro de los necesitados, pero ¿de qué ha servido?

Y aunque muchos expertos aseguran que se avecina una crisis en Honduras, la recesión han comenzado a pasar factura por falta de alimentos, expresada en las diferentes protestas que se han dado desde que inició el toque queda.

Como sociedades que pregonan desarrollo y hermandad, tocará despojarse de esa coraza de discursos baratos y comenzar a ser sensibles con hechos concretos ante los más necesitados.